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España se encuentra a la cola de Europa
en rehabilitación funcional de viviendas
España se encuentra en la cola
de Europa en lo que se refiere
a la rehabilitación funcional
de viviendas, según afirmó el arquitecto
Xavier García Milà en un debate
celebrado en el Col·legi d’Aparelladors,
Arquitectes Tècnics i
Enginyers d’Edificació de Barcelona
(CAATEEB) dentro del ciclo ´Diàlegs
Construcció´, donde se trató sobre
cuáles son las soluciones que tenemos
para hacer unas viviendas más
accesibles. En el debate también
participaron Jordi Oliva, responsable
técnico del Área de Promoción
de la Accesibilidad de la Generalitat
de Catalunya, y el ingeniero químico
y máster en calidad en la industria,
Jordi Artiga.
García Milà propuso como modelos a
seguir los casos de Suecia, que en el
año 2009 destinó cerca de 1.000 millones
de euros en la rehabilitación
funcional de viviendas, o el de Gran
Bretaña, que invirtió 280 millones de
libras en atender las necesidades de
40.000 personas. En los dos casos dos
casos destaca la figura del capacitador,
un personaje que proviene del
campo sociosanitario, que ayuda al
técnico responsable de llevar a cabo la
adaptación de las casas a partir de las
necesidades de la persona.
Por su parte Jordi Artiga destacó la necesidad
de comenzar a pensar en que
los edificios deben tener unas condiciones
mínimas para poder adaptarse
a las diferentes sintomatologías y a las
necesidades que cada persona desarrolle
a lo largo de su existencia, desde
la aparición de una enfermedad,
como puede ser el Alzheimer, hasta
cuestiones simples, como puede ser
la fractura de una pierna. “Si tenemos
un edificio con unas infraestructuras
mínimas, la tecnología puede ayudar
a resolver muchas de las carencias que
se puedan producir, siempre y cuando
quepan, ya que las instalaciones dependen
mucho de la capacidad que
tengan las viviendas”.
Jordi Oliva incidió en la existencia de
un parque edificado muy antiguo, que
hace que a menudo “el problema sea
concienciar a las comunidades de propietarios”,
una batalla que parece dar
sus frutos en los elementos comunes
de los edificios destinados a garantizar
la movilidad, como es el caso de los ascensores,
que es un hecho asumido e
incluso se han redactado normativas
que permiten instalarlos en la vía pública
o en los patios interiores.
Ahora el reto consiste en la mejora del
interior de las viviendas. En este sentido,
Jordi Artiga destacó que en Cataluña
“la industria de la construcción se
ha basado en la obra nueva y la rehabilitación
que quedado como un parche
para tapar agujeros en tiempos de
crisis, y es necesario también ver qué
clase de rehabilitación se está haciendo,
rehabilitar no debería ser simplemente
cambiar las baldosas por otras
más bonitas, y aquí los técnicos deben
realizar una función de asesoría y recomendar,
si es necesario, algo más
o incluso una cosa diferente a la que
pide el cliente”.
Los ponentes coincidieron en destacar
la necesidad de personalizar dentro
de lo posible las intervenciones dentro
de cada edificio y de proyectar las
edificaciones pensando en los cambios
que se irán produciendo en cada
momento de nuestras vidas, a fin de
garantizar tres elementos claves de la
rehabilitación: la autonomía personal,
la seguridad de las personas dentro de
su hogar y disponer de una vivienda
confortable, así es como en considerar
que la ayudas que se den a la rehabilitación
acaban siendo una inversión
que se recupera a través del ahorro
que puede generar en campos como
la salud pública.
Otro tema destacado en el debate fue
la necesidad de crear una cultura de
la accesibilidad en los compradores,
en este sentido, una de las propuestas
surgidas en el transcurso del diálogo
fue la posible creación de una certificación
sobre la accesibilidad que funcione
de forma semejante a la actual
certificación energética de los edificios.
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