ACTUALIDAD
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país siempre ha sido bello y lo sigue
siendo. Faltaría más.
Algo se convierte en estilo toda vez
que ha sido copiado. Observamos con
agrado cómo florecen toldos naranjas
o azules, pero, ¿acaso no es el verde
el color que contrasta de manera más
eficaz con el marrón rojizo de nuestros
sempiternos ladrillos? Abogamos por
la hermosura de la homogeneidad.
Aceptamos que todo toldo es hermano
del Toldo Verde, y la única antítesis
posible es la no presencia de toldo.
Ante el precipicio que supone la eclosión
de nuevas y viejas banderas, nos
guiamos fielmente por el color de la
esperanza impregnado en un textil.
Cierto es que la copia sirve para auparnos,
pero a la vez clamamos por
la importancia de lo primigenio, pues
no existe ningún toldo antes del Toldo
Verde.
Somos auténticos
El Toldo Vede no es un fin en sí mismo.
Más allá de su literalidad, constituye la
metáfora perfecta de toda una cultura
material asociada a algo más amplio
e indiscutiblemente nuestro: lo cutre.
Despojemos a este vocablo de su
sentido peyorativo y reconozcamos,
con la cabeza bien alta, que somos
cutres, ergo somos auténticos. Solo
así, y como reacción a una vertiginosa
globalización, podemos afirmar sin ruborizarnos
que rellenar una botella de
dos litros de Coca-Cola con agua del
grifo o colgar CDs en el balcón para
espantar a las palomas TAMBIÉN es
Toldo Verde. Y es que no hay nada más
extraordinario que las cosas y comportamientos
cotidianos; el día a día.
Apelamos a todas las que os consideráis
personas de buena fe, a todos
los que sois amigos del Toldo Verde
aunque todavía no lo sabéis. Os invitamos
a ‘asaltar’ el muro de Facebook,
anhelando futuras contribuciones que
ayuden a enriquecer las inquietudes
de quienes ya estamos a este lado. De
quienes ya somos ‘Amigos del Toldo
Verde’. n
En el Toldo Verde nos reconocemos
tal y como somos.
Es nuestro verdadero patrimonio.