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TÉCNICA 30 calor al disminuir la cantidad de luz solar directa hacia el interior de los espacios. Sin embargo, estos elementos no trabajan tan eficientemente como las protecciones exteriores, debido a que el aire que circula entre el vidrio y el protector se calienta y, eventualmente, se transmite al interior del ambiente. Adicionalmente, las protecciones interiores pueden reducir la temperatura interior, pues evitan el contacto de los rayos solares con los materiales de elevada masa térmica, como los forjados de hormigón. Las protecciones solares interiores protegen los muebles de la radiación directa. Estas protecciones solares se desarrollan en paralelo al vidrio y a poca distancia de éste, para formar una cámara de aire entre ambos que sirva para aumentar la resistencia térmica del hueco. Son protecciones a la radiación solar y a su vez a la transmisión de calor. Inciden doblemente sobre el intercambio energético a través de los huecos acristalados: por una parte sirven para proteger del sol en condiciones de verano, obstruyéndolo total o parcialmente, y por otra parte reducen la transmisión térmica por las noches en condiciones de invierno. Películas de control solar (vidrio de protección solar) Un tipo de acristalamiento con una cierta coloración y capaz de absorber el calor intercepta alrededor de un 40% de la energía radiante. Esta característica representa una aportación considerable para permitir la disminución de la temperatura en verano, pero se traduce en una pérdida de calor útil en invierno. Acristalamiento entintado: Los tonos que se emplean habitualmente son ahumados, carbón y gris. Estas películas están disponibles en varias intensidades dependiendo del grado de transmisión de luz y calor que se quiera rechazar. Acristalamiento reflectante: Habitualmente dan tonos color plata, azul plata, bronce plata, oro plata, humo plata… Esta línea de películas reduce hasta un 83% el calor y el reflejo, el aspecto exterior es especular. Los cristales de alto rendimiento o espectralmente selectivos reducen la cantidad de calor transmitido a través de las ventanas, a la vez que permiten el paso de altos niveles de luz visible. De esta manera puede reducirse la necesidad de energía para enfriamiento y, al mismo tiempo, se reducen las necesidades de luz eléctrica. Adicionalmente, este tipo de cristales reduce el deterioro de los muebles debido a la radiación ultravioleta. Se han desarrollado vidrios espectralmente selectivos y de baja emisividad (Low-e). No todos son adecuados pero existen algunos sistemas de vidrio que han sido diseñados para climas templados y funcionan manteniendo los espacios fríos en verano y cálidos en invierno. Es importante no confundir los vidrios espectralmente selectivos y Low-e con el color del vidrio. Los vidrios con tinte no reflejan la radiación infrarroja, por el contrario, la absorben. Al absorber la radiación se acumula calor que eventualmente puede ser reirradiado al interior como energía calórica. Algunos tintes oscuros admiten más calor que luz visible. Por ejemplo, un cristal con tinte color gris oscuro puede tener un alto factor solar y un bajo coeficiente de transmisión de luz natural. Adicionalmente, el color del cristal puede producir ambientes en penumbra y mayor consumo de energía y costos por iluminación. Los vidrios espectralmente selectivos y Low-e de colores verdes y azules transmiten mejor la luz solar Vegetación como protección solar La concentración de pavimentos y cemento en los barrios de la ciudad producen el efecto “isla de calor urbano” que causa problemas a la salud y molestias y aumenta las demandas de refrigeración de los edificios en verano. Este efecto puede ser reducido si se plantaran cantidades de vegetación en áreas densamente pobladas de la ciudad. Los estudios más completos sobre la influencia que la vegetación tiene sobre presupuesto energético de las ciudades han sido llevados a cabo principalmente en climas templados en los países desarrollados. Los estudios en Chicago muestran que al incrementar el arbolado en la ciudad en un 10%, se reduce el uso de energía para calefacción y refrigeración entre un 5 y 10% (McPherson et al. 1994). Además, las áreas verdes urbanas pueden proveer bioenergía y otros substitutos de los combustibles fósiles suministrando así fuentes de energía renovable. Para el verano, un árbol o planta que proyecte sombra sobre un edificio o ventana, puede ser la diferencia entre confort y disconfort. Evidentemente, los árboles de hojas caducas son el ideal para esta situación. Con hojas en verano, sin hojas y dejando pasar el sol en invierno para permitir la radiación directa desde el sur. Los espacios abiertos en un terreno, aquellos que deja libre el edificio, deberán ser estudiados con cuidado pues si no reciben una buena canti- La radiación solar que entra a través de una ventana sin protecciones solares representa un gran aporte calorífico a los ambientes Los cristales tintados son también una solución de protección térmica


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